domingo, abril 02, 2006

Momentos para olvidar (o no)

Ayer me tocó ser protagonista de un momento “bajo” de la vida.

Iba yo tan ufano con mi medio melocotón hacia el departamento de trajes y tras unos minutos de vistazo a los diferentes modelos existentes, un educado dependiente se acercó por si necesitábamos alguna ayuda. “¿Este modelo que tal es?” pregunté yo concentrado en un traje de un novedoso tejido “lavable”. El señor muy educado me dijo “Parece que están dando muy buenos resultados” mientras desenfundaba la temible cinta métrica y sin darme tiempo a defenderme, me rodeó la cintura con ella.

Tras unos segundos, levantó la mirada para cruzarla con la mía. Fueron unos instantes que me parecieron interminables y dignos de una secuencia de anime japonés, él me miraba, yo le miraba a él, mi medio melocotón nos miraba a los dos, y entonces las palabras surgieron como cien dagas voladoras y me desgarraron el ánimo y el buen rollito de sábado por la tarde:

“Tiene que ir a TALLAS GRANDES”

Arrrrrrrrrrghh...

El insigne señor Álvarez, presidente del El Corte Inglés, debería destinar fondos para que sus dependientes tuvieran conocimientos de psicología, necesarios para estos momentos, porque a punto estuve de romper la tarjeta de compra allí mismo... Así que nos encaminamos hacia el fatídico departamento con todo mi ser destilando humillación y cabreo. Una vez allí, me dispuse a mirar trajes pero... ya no pude. Se me habían quitado las ganas de ver más trajes en bastante tiempo, por lo que salimos de allí a toda velocidad.

Fue una retirada a tiempo, para evitar males mayores y sobre todo para olvidarme al menos por un rato del desagradable incidente.

Ahora cuando lo recuerdo, creo que el dependiente no me habló en un tono demasiado demoledor, incluso me parece que fue más bien como un pésame, “Siento mucho que su delgadez haya muerto”.

De repente me vinieron a la mente, multitud de detalles cotidianos que confirman el veredicto del dependiente del bigote, pero que el cerebro va ignorando para evitar el continuo cargo de conciencia que sobrecargaría las neuronas.

Creo que esto ha sido peor que si mi médico me dijera que tengo que adelgazar o me dará un infarto (que también podrá ocurrir cuando me acerque un día de estos por la consulta).

Así que por enésima vez este año y por miles de enésimas veces en mi vida, creo que tendré que intentar perder peso.

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1 Comments:

Blogger Tito Chinchan said...

Buenas saca,

ja, ja, ja, ja, ja, ja, ja, ja, me estoy muriendo de la risa con esta historia. Ya entiendo porqué no sabías el motivo de haber escrito estas lineas, pobrecito mío. Pues que sepas que yo aún entro (con forceps, pero entro) en las tallas normales!!!!!

Aunque tengo que decirte una cosa, lo de tallas grandes no es así. Vamos a ver. ¿que somos? Hombres, ¿verdad? Pues lo hombres gastamos lustrosas panzas en las que apoyar los botellines de Mahou. Y los que no puedan hacer eso, no son hombres, sino esmirriaos. Fíjate lo que me pasa a mí, que los pantalones no me valen porque no me suben del muslo. Pero ha habido veces que no me subían del gemelo. Que eso es muy fuerte.

Y es que los hombres de verdad estamos en vías de extinción ante el implacable avance del amariconao. Como dice un tio mío, un hombre no es un hombre si no se tira encima de su mujer y la sobresale por los dos lados. Y para eso soy muy hombre.

Besitos de mantecas.

05 abril, 2006 22:47  

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