jueves, enero 12, 2006

Desinhibiciones cotidianas

Cuando menos te lo esperas, te ves inmerso en una situación incómoda en la que no te queda otra opción que resoplar y pensar, “no hay dolor, aguanta y tira para adelante”. Por otra parte, también a veces uno es testigo de momentos en que se rompen las leyes de la física, el tiempo y el espacio.

Hoy he participado en algo que cumple todo lo anteriormente indicado. Me ha ocurrido esta mañana, de camino al trabajo. Tras haber dejado pasar un metro por que iba hasta los topes, me he encaminado al interior del siguiente con ciertas dudas sobre si conseguiría entrar o no porque también iba muy cargado de pasajeros.

He intentado entrar al interior del vagón, pero al llegar al umbral del mismo, había tanta gente dentro que no he podido avanzar más. Así que he pensado “bueno, al menos saldré el primero”. Craso error, ya que detrás de mi, ha entrado otra persona y luego otra y otra más y otra... Y así hasta quince más... Ha sido increíble. No hacía falta agarrarse a ningún sitio. Menos mal que iba escuchando música y he podido “aislarme” un poco de la situación. Me he concentrado en la música, intentando no pensar en la cantidad de “puntos de presión” que estaba sintiendo al mismo tiempo. No es la primera vez que entraba en un vagón de metro lleno de gente o que subo a un autobús repleto, pero sin duda esta vez ha sido la vez que más apretado he viajado en un transporte público. En esos momentos sientes como tu y todos los que te rodean intentan mantener la compostura, pero indudablemente, es una situación bastante violenta, sobre todo porque en cada frenazo o acelerón del convoy, y en un pequeño intervalo de tiempo, eres víctima de una aluvión de contactos provenientes de codos, rodillas, mochilas, culos, tetas, paquetes (de todo tipo), nucas, bolsos y pisotones. Y además con el valor añadido del amplio espectro de alientos y olores de diversa índole que se expanden en el vagón. Gracias a Dios, solo era un trayecto corto y en la siguiente estación me he bajado. Me he acordado de las imágenes del metro de Japón.

Si después de esto, uno no desinhibe, al menos un poco, es que no es humano.

Etiquetas: , , ,