jueves, febrero 01, 2007

Un clásico entre los clásicos

Un hombre deambulaba por la calle en busca de trabajo cuando de repente al pasar junto a un restaurante, un cartel anunciaba una oportunidad a su alcance:

SE NECESITA PINCHE DE COCINA

"Esta es la mía" se dijo mientras traspasaba el umbral del local. Una vez dentro y tras preguntar por el dueño, pasó a la cocina donde el propietario y cocinero del establecimiento tras mirarle de arriba a abajo se dispuso a entrevistarle.

- ¿Tiene experiencia como pinche de cocina?

- Hombre, la verdad es que no he trabajado nunca en esto pero durante la mili me tocó trabajar en la cocina del cuartel y no se me da mal.

- Ummmmmm... Bueno no es mucho, pero en fin, necesito alguien con urgencia. Está bien, hagamos una prueba, ¿ve usted esa bandeja de carne picada? Hágame una demostración de como prepara las albóndigas.

El hombre se encogió de hombros y se dirigió a la mesa donde se encontraba la bandeja y pensando en impresionar al cocinero, realizó un rápido movimento para tomar un trozo de carne picado y a continuación juntó las manos y comenzó una maniobra de molinete para darle forma esférica al trozo de carne picada.

Solo una fracción de segundo después el cocinero levantó las manos en un claro signo de contrariedad:

- No, no, ¡Por favor! ¡Esto es un restaurante de "Tres Tenedores"! ¡Aquí no se puede tocar nada con las manos!

El hombré le miró con sorpresa:

- Entonces ¿como deben hacerse las albóndigas?

- Pues muy sencillo -dijo el cocinero mientras extraía dos cucharas de un cajón- se toma la carne con las dos cucharas y se van girando las cucharas con un movimiento circular hasta conseguir la forma adecuada. ¿lo ve? - el cocinero acababa de terminar una albóndiga cuya forma esférica era bastante aceptable. Mire -continuó el chef- tengo que ordenar algunas cosas en el almacén así que voy a revisarlas mientras usted lo intenta de nuevo y cuando yo vuelva decidiremos si se queda usted con el trabajo o no. ¿de acuerdo?

- Está bien -asintió el hombre-.

El cocinero cerró la puerta mientras el hombre se quedó pensativo mirando la bandeja picada.

Media hora después, el cocinero volvió del almacén y al abrir la puerta de la cocina vió asombrado como el hombre estaba terminando con toda la carne de la bandeja mientras junto a ella, en una nueva bandeja se erigía una pirámide de albóndigas perfectamente esféricas.

¡Estoy impresionado! - dijo el cocinero sin apartar la vista de la montaña de albóndigas- Pero... Y la cuerda que tiene usted atada desde el cuello hasta la bragueta de su pantalón ¿para que es?

Pues como "aquí no se puede tocar nada con las manos", cuando tengo que ir al baño a orinar, tiro de la cuerda, me la saco y orino.

- ahhh, bien, pero... ¿y luego como vuelve .. ejem... a colocarsela en su sitio? -preguntó el cocinero con curiosidad.

- Hombre, pues ¡CON LAS CUCHARAS, CLARO!

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2 Comments:

Blogger Una de bravas said...

jajajajajaajajaj, que chiste más grande!!!!

02 febrero, 2007 11:45  
Blogger anonymux said...

Me alegro que te haya gustado... Este chiste se cuenta en mi familia desde hace años... Pero ponerlo por escrito sin que pierda gracia cuesta lo suyo no creas...

02 febrero, 2007 17:37  

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